Candados de internet para los niños

Durante el XXXII Congreso Nacional de Pediatría, Carlos y yo tuvimos la oportunidad de compartir un módulo de informática para el pediatra con los Dres. Enrique Mendoza (webmaster de Ciberpeds y de la página web de la Conapeme) y Juan Lino Fernández (reconocido y entusiasta pediatra de Reynosa). A mí me había tocado una plática titulada «Candados de internet para los niños» pero a fin de cuentas terminé cambiándole el título a «Internet seguro para los niños«.

Existe una inquietud en la mayoría de los que somos padres por tratar de cuidar qué es lo que hacen nuestros hijos cuando navegan por internet. Es una preocupación lógica, natural, porque estamos conscientes de que puede haber contenidos no aptos para ellos. Deseamos un internet seguro.

Una manera de lidiar con esto es poner «candados» en los aparatos. Todos los sistemas operativos tienen «controles parentales» (…parentales… una traducción curiosa). Con estos controles, podemos configurar cuentas para nuestros hijos, con restricciones sobre qué aplicaciones pueden usar, en qué sitios web pueden navegar, con qué personas pueden interactuar vía chat o email, y a qué horarios lo pueden hacer.

Pero pongámonos a pensar qué logramos con esto. Es cierto, podemos tener dichas restricciones en casa, lo cual está bien, pero el mensaje del internet seguro va más allá de estos candados porque ¿qué pasará fuera de casa?¿en casa de amigos?¿en la escuela?¿en sus celulares?¿y cuando nos logren romper los candados?

Esa última pregunta es muy real. La brecha tecnológica que existe entre los padres/abuelos/médicos y los niños es tan amplia que sólo es cuestión de tiempo para que niños o adolescentes rompan cualquier candado que les pongamos. La experiencia de ver a mi propio hijo de 2 años, tecleando la contraseña de 4 números, supuestamente secreta, y activando el teléfono celular, ejemplifica muy bien que no hay edades ni secretos conviviendo con los niños.

Entonces, tal vez es mejor enfocar nuestros esfuerzos en entender qué impacto pueden tener la internet y las redes sociales, y en orientar y educar para crear un ambiente seguro.

Facebook, la red social de más usuarios en el mundo, tiene un límite de edad de 13 años para poder sacar una cuenta. Curiosamente, un porcentaje altísimo de menores de 13 años ya la tiene. Sólo basta mentir en la edad al registrarse. En Estados Unidos va desde el 19% en niños de 10 años hasta el 55% en niños de 12 años (1). Y esto es aún mayor en nuestra localidad, donde al encuestar a 209 niños de 2 escuelas privadas en polos opuestos de la ciudad, el 60% de los niños de 9 años y el 90% de niños de 10 a 12 años ya entran a Facebook (encuesta preliminar, datos no publicados).

El límite de edad de Facebook, así como de otras redes sociales y páginas de internet, se debe a una ley promulgada en 1998: la Children’s Online Privacy Protection Act. Esta ley, que está en proceso de ser actualizada, tiene como objetivo proteger a los menores de mercadotecnia intensa y dirigida, y de exhortar el involucro de los padres en la vida “en línea” de sus hijos. Y tiene mucha lógica: ¿entiende un niño de 10 años lo público que es Facebook?¿entiende la vulnerabilidad de estar ahí?¿de compartir información personal, privada, contraseñas, direcciones, identificaciones…? Si nosotros los médicos, a nuestras edades, a veces no lo entendemos

No todo es malo. Internet y las redes sociales tienen muchas ventajas y beneficios. Ayuda a niños y adolescentes a socializar y comunicarse de manera fluída. Socialización y comunicación que van más allá de tener los “amigos” online. En la adolescencia, internet puede ayudar a forjar una identidad personal al pertenecer a grupos o comunidades. También da oportunidades creativas al hacer un blog. Fomenta discusión. Ayuda a encontrar personas con mismos intereses. Por otro lado, escuelas y estudiantes están usándolas para aprendizaje en línea. Y claro, también hay información en salud.

Sólo hay que tener cuidado con los riesgos que existen:

1. Cyberbullying y acoso: ¡1 de cada 3 niños o adolescentes tiene «amigos» en internet que no conoce en la vida real y 1 de cada 5 ha sufrido algún tipo de acoso o bullying! (2)

2. «Sexting»: ¡1 de cada 5 adolescentes ha enviado fotos o vídeos desnudos o semidesnudos! (3)

3. Mercadotecnia dirigida: las páginas de internet de niños parecen tener más mecanismos para rastrear información que las de los niños. (4)

4. Depresión: adolescentes que pasan demasiado tiempo en línea tienden a describirse de manera que sugiere que tienen menos autoestima o que tienen depresión. (5)

5. Contenido no apto: en lo primero que se piensa es en pornografía, pero también existen ideologías peligrosas, perfiles públicos de delincuentes, y muchas otras páginas cuyos mensajes pueden impactar en el desarrollo de los niños y adolescentes.

¿Qué podemos hacer?

Como médicos y pediatras, estamos en una posición privilegiada para educar y orientar. Tenemos que entender que, en la actualidad, internet y las redes sociales son una extensión de la vida real. La Academia Americana de Pediatría hace 4 recomendaciones:

1. Platicar con los niños y adolescentes sobre cómo usan la internet, dónde se meten, con quién comparten información.

2. Invitar a los papás a aprender a usar lo que usan sus hijos, ver de qué se trata, abrir cuentas, probar redes. Y esto va para nosotros (pediatras) también para tratar de reducir la brecha tecnológica.

3. Tener un plan familiar para discutir usos apropiados de internet y redes sociales. Checar configuración de privacidad. Que sea todo un diálogo, no punitivo.

4. No usar una net-nanny. Como mencionamos antes, los candados los romperán tarde o temprano. Es mejor supervisión directa y una comunicación abierta y franca.

Yo agregaría 3 más:

5. Preguntar sobre comportamientos en línea que pueden hacer que los niños o adolescentes se conviertan en víctimas: hacer comentarios groseros, burlarse de otros, tener «amigos» que no conocen en múltiples redes sociales. (2)

6. Orientar a usar redes sociales o juegos que sean apropiados para niños, como el Club Pingüino de Disney o la red social ScuttlePad.

7. Conocer los programas nacionales como la Guía de Facebook para padres de familia de la Secretaría de Educación Pública. (6)

Al final, el objetivo es prevenir. Los candados o «controles parentales» servirán muy poco. Es mejor orientar para crear un internet seguro.

 

Giordano Pérez Gaxiola
Departamento de Medicina Basada en la Evidencia
Hospital Pediátrico de Sinaloa

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