Cuando la primera edición del libro «MBE, Fundamentos y su enseñanza en el contexto clínico» se terminaba de imprimir a mediados de 2015, sabíamos ya bien que una proporción de sus contenidos debería revisarse en tan sólo un par de años. Además, en el transcurso de nuestras presentaciones, charlas en congresos científicos y en persona con nuestros colegas, nos dimos cuenta de los intereses de nuestros lectores y confirmamos que aún podíamos incluir un segmento importante compuesto de nuevos y apasionantes temas de la ciencia encargada de buscar, asimilar, evaluar y transmitir la mejor evidencia disponible para ser aplicada a la toma decisiones en salud.
Ha pasado más de un cuarto de siglo desde que se describió por primera vez el vocablo medicina basada en la evidencia (MBE) y es curioso cómo, hasta la fecha, sigue despertando sentimientos variados. Algunos siguen viéndola como una nueva era de la medicina. Otros piensan que es una moda que va a finalizar. La realidad es que, si analizamos los tres componentes básicos de la definición original de la MBE, el juicio clínico, la evidencia generada por la investigación y va- lores y preferencias de los pacientes, nos damos cuenta que son tres aspectos que usamos en la práctica clínica desde hace mucho tiempo y que no dejaremos de hacerlo en el futuro. El juicio clínico siempre será usado por los profesionales de la salud al momento de tomar una decisión y emitir una recomendación. Siempre deberemos considerar nuestros tratamientos según la individualidad, valores y preferencias de cada paciente. Y siempre deberemos considerar la información generada por los estudios de investigación. Así que ni es el comienzo, ni es el fin de una Era. La diferencia tal vez está en el énfasis que debemos darle a la evidencia, y hacer hincapié en que, aunque siempre debemos aprender a evaluar los diferentes tipos de estudios, considerando sus posibles sesgos y limitaciones, la evidencia es tan sólo una parte del paradigma de la recomendación final. Si no tomamos en cuenta otros factores importantes para el paciente (valores, preferencias, costos, balance entre beneficios y daños, etcétera) no estamos cumpliendo con nuestro propósito como profesionales de salud de ofrecer a nuestros pacientes la mejor oportunidad de un mejor desenlace.
Con esto en mente, hemos presentado primero, en esta segunda edición, algunas explicaciones de los temas básicos guiados por la retroalimentación de alumnos y lectores. También incorporamos nuevos conceptos y diseños, con diferentes niveles de profundidad: las reglas de predicción clínica, comúnmente usadas en el pase de visita diario; los estudios de cribado, que prometen diagnosticar de manera temprana enfermedades, pero que si no se evalúan de forma apropiada pueden causar daño; las guías de práctica clínica y la metodología para llegar de la evidencia a la recomendación (GRADE); el metaanálisis en red o de comparaciones indirectas; las evaluaciones económicas; la investigación cualitativa; y nuevos métodos para evaluar estudios observacionales (no aleatorios).
Nuestro compromiso es seguir mejorando y actualizando estos temas de tal forma que los profesionales de la salud continúen siendo el parámetro máximo de información para los pacientes, con transparencia ética, profesionalismo y humanismo.
Dr. Carlos A. Cuello García
Dr. Giordano Pérez Gaxiola