Ayer fue la entrega de reconocimientos a los miembros del Sistema Sinaloense de Investigadores y Tecnólogos (SSIT), del Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología. A palabras del gobernador, el SSIT «permite conocer el potencial que tiene la comunidad científica sinaloense para la investigación, estimular la investigación científica e innovación tecnológica y propiciar el que más académicos sinaloenses se integren al Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT)«. Haciendo a un lado el tinte político, da gusto que se reconozca y se estimule la investigación.
Ahora pasemos a lo triste. Sinaloa es un estado con casi 3 millones de habitantes (según los datos de la siempre confiable Wikipedia). Existen miles de médicos brindando atención. Y todos los años se gradúan cientos de estudiantes de la facultad de medicina de la Universidad Autónoma de Sinaloa. ¿Cuántos investigadores hay registrados en las áreas de medicina y ciencias de la salud? 24. Y de estos 24, sólo 4 son médicos. El resto son químicos farmacobiólogos, un biólogo y una dentista. Cierto, hay más médicos que sí hacen investigación y que no están registrados… pero aún así deben ser pocos.
Medicina, todos estaremos de acuerdo, es una rama que depende del método científico. Gracias a esto avanzamos. Pero como estudiantes no se nos ayuda a aprender investigación, a verle la aplicación práctica, y mucho menos a disfrutarla. También existe la idea de que, o eres médico o eres investigador, «no puedes ser las dos cosas». Y más allá, como la investigación rara vez paga… ¿quién quiere entrarle?
Hay un largo tramo por recorrer. Todo parte de las escuelas de medicina y de los programas de residencias médicas. Esperemos que eventos como el de ayer sirvan de estímulo.
Giordano Pérez Gaxiola
Departamento de Medicina Basada en la Evidencia
Hospital Pediátrico de Sinaloa