ANTIBIOTICOS SIN RECETA: UNA LUCHA CONTRA LA IGNORANCIA

En el periódico El Norte, del grupo reforma, en la sección de negocios, apareció un encabezado citando a un señor de bajos recursos del área de Monterrey, y cito:

«Yo soy pensionado y la verdad cuando me duele la garganta voy a comprar ampicilina sin receta, pero ahora con esto, pues no voy a ir al Seguro Social a consultar por una infección de garganta, porque luego te dan la cita hasta dentro de 15 días. Yo creo que voy a otro tipo de clínicas de bienestar social para no batallar»

El norte, 3 de abril 2010, sección Negocios.

Peor aún, el reportero cita a «especialistas» que aseguran que esta medida provocará mayores problemas y costos a los «clientes» de las farmacéuticas, léase, los pacientes.

El argumento de ellos, y de ciertos diputados federales en contra de la medida, es que el sistema de salud es de mala calidad y no se dará abasto con la enorme cantidad de pacientes que ahora tendrá que consultar para poder conseguir un antibiótico… (hasta aquí, la cabeza todavía me daba vueltas), por ende, hay que continuar con la medida de darles antibióticos a la población para que… y aquí es donde me pierdo… «¿Para qué?» – le preguntaría yo a uno de los diputados que si bien apoyan la medida (obviamente, son diputados contrarios al actual gobierno), promueven que no se lleve a cabo aún, ya que hará daño a la sociedad.

Tienen razón en ciertas cosas. Nuestro sistema de salud aún tiene deficiencias en calidad de la atención y probablemente no se dé abasto con el flujo de pacientes (cuya culpa recae en AÑOS de retraso económico, corrupción, flujo inadecuado de recursos para el sector salud, etc). Pero ese no es el único problema; existe un gran elefante en el cuarto que muchos no ven o quieren hacer como que no lo ven: la educación. Y no solo me refiero a la educación básica en nuestros pacientes, que tienen que saber que infección de garganta no es igual a antibiótico, que si no le das antibiótico no se va a morir, que los antibióticos generan resistencias bacterianas, alergias y otros muchos probables efectos adversos, etc. También me refiero a la educación (o transferencia del conocimiento) a todos los niveles del sector profesional de la salud (público y privado). Es de todos nosotros la responsabilidad; desde administradores de hospitales, enfermeras y muchos médicos. Si la población supiera al menos algunos de los puntos sobre el uso adecuado de antibióticos, y/o los médicos nos dedicáramos algunos minutos a dar esa información ya sea mediante viva voz, panfletos, comerciales, lo que a usted se le ocurra y compruebe que funcione; estaremos dando un gran paso en la ruta al desarrollo de nuestro país. Esto claro, con la ayuda de buenas leyes que se cumplan y un adecuado combate a la corrupción.

Sí, sueno a utopía; pero tal vez eso no es lo más triste; lo triste es que esta medida de antibiótico vendido obligatoriamente con receta médica tiene 35 años de edad; desde 1975, en el artículo 225, fracción cuarta, de la ley general de salud, para ser exactos, y aún no somos capaces de llevarla a cabo.

Existen muchas medidas para diseminar la información adecuada a nuestros pacientes, existen guías clínicas que los médicos podemos empezar a usar como APOYO para disminuir el uso indiscriminado de antibióticos. Es cuestión de intentarlo, de educar, educarnos, pensar críticamente y mantener nuestra mente abierta.

Carlos A. Cuello García
Centro de Medicina Basada en Evidencia del Tecnológico de Monterrey
www.cmbe.net

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