Cuando iniciaba mi práctica pediátrica hace diez años, comenzaba con ayudar a distintos ex-profesores que manejaban una agenda grande de pacientes en la práctica privada; una paciente de uno de ellos se hallaba con su familia en Europa del norte. Recibí un correo electrónico de ella y precisamente cuando me disponía a leerlo me marca por teléfono.
“- Necesito tu ayuda” –me dice desesperada- “dime ¿dónde consigo antibióticos acá en Finlandia? ¡Los doctores son un asco! ¡No me quieren dar antibiótico para mi hijo! Tiene fiebre desde hace dos días. ¿Dónde compro uno?”
– “¿Qué te dijeron que tenía?”
– Nada, un resfriado.
Después de preguntar y ahondar en el caso, me di cuenta que se trataba de una simple infección viral respiratoria alta, sin ninguna complicación.
– “El doctor está en lo correcto, no se requiere de ningún antibiótico” – le dije- “déjalo y dale lo que te digan allá. No te preocupes en buscar antibiótico, nadie te lo va a vender… será más fácil que consigas una droga ilícita a que consigas un antibiótico.”
Al final, el niño evolucionó como todas los resfriados, en diez días ya se hallaba asintomático.
Con una gran alegría, pero más con sentimiento de vergüenza, recibí ayer la noticia de que en México ya se prohibiría la venta de antibióticos sin receta médica al público.
Lo digo con vergüenza porque desde hace muchos años (de hecho, desde su invención) debió haberse prohibido la venta sin receta médica en nuestro país. Esto no ha provocado más que daño a la población y probablemente de una forma perdurable.
Ya en un post previo, Giordano nos mencionaba la noticia de cómo los hospitales en Noruega eran los más sanos en cuanto a que presentaban la menor cantidad de “super-bacterias”, llámense MRSA (el estafilococo resistente a meticilina) enterococo resistente a vancomicina, entre otros también peligrosos. Pues ya está demostrado que el uso de antibióticos profilácticos no mejora los desenlaces en las infecciones respiratorias o disminuye la mortalidad en cualquier sentido.
Creo que esto apenas es un inicio y que seguirá habiendo cambios positivos. Falta que nuestra comunidad cambie y nosotros como médicos sigamos educando a la misma cada día, en cada consulta.
Carlos A. Cuello García
Centro de Medicina Basada en Evidencia del Tecnológico de Monterrey
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