Un poquito de fórmula

biberón

La OMS y la mayoría de las academias y asociaciones de pediatría, si no es que todas, consideran a la lactancia materna exclusiva como lo ideal para todo recién nacido y para niños hasta los 6 meses de edad. También se recomienda que la lactancia comience tan pronto como sea posible después del nacimiento. Por eso, el ensayo clínico piloto de Flaherman et al es a la vez interesante y controversial.

Los investigadores asignaron al azar a recién nacidos que habían perdido entre 5 y 10% de peso en sus primeras 36 horas de vida a dos grupos: al grupo de intervención se le recomendó dar con jeringa 10 mL de una fórmula extensamente hidrolizada después del seno materno hasta que la producción de leche madura comenzara; y al grupo control se le recomendó exclusivamente leche materna. El objetivo principal fue ver cuántos continuaban con lactancia materna exclusiva a los 3 meses. Ambos grupos fueron similares y se ocultó la secuencia de aleatorización. Por razones obvias, no fue posible el cegamiento de los padres y de los investigadores, pero la persona que evaluó los desenlaces no sabía a qué grupo pertenecían los pacientes.

Los hallazgos son interesantes. Al parecer, los lactantes en el grupo de fórmula limitada tuvo mejores desenlaces. Al día 7 de seguimiento, sólo 2 de 20 lactantes en el grupo de intervención había recibido fórmula las 24 horas previas, comparado con 9 de 19 lactantes del grupo de lactancia exclusiva (diferencia de riesgos 37%, 95%CI 3,4% a 71,0%). Además, los lactantes del grupo control (originalmente asignados a lactancia exclusiva) recibieron más fórmula durante esa primera semana. Luego, a los 3 meses de seguimiento, 15 de 19 lactantes de grupo de intervención estaban siendo alimentados exclusivamente con leche materna, en comparación a 8 de 19 del grupo control (diferencia de riesgos -36%, 95%CI -65% a -8%, calculado de los datos del artículo).

Pero existen algunos pormenores. Primero, ¿por qué usar una fórmula extensamente hidrolizada en el grupo intervención? ¿Será porque los autores y/o los pacientes tal vez sentirían que esto sería «menos alergénico» y «menos dañino»? Uno de los autores fue empleado de varias compañías de fórmulas lácteas, ¿debemos sospechar? Luego, sorprende que a los 3 meses haya menos niños alimentados con lactancia exclusiva en el grupo control, el cual originalmente estaba asignado a lactancia exclusiva. ¿Por qué? Tal vez, las mamás sintieron que en un inicio fallaron y por eso abandonaron la lactancia. O tal vez, como no había cegamiento, los investigadores trataban, o aconsejaban, o motivaban de manera distinta al grupo de intervención. Finalmente, los resultados, aunque son estadísticamente significativos, son imprecisos. Los intervalos de confianza están muy amplios.

Entonces, ¿deberíamos cambiar nuestra práctica y recomendar un poquito de fórmula desde el nacimiento hasta que se produzca leche madura? No. Tal vez no haga daño, pero este estudio no es suficiente. Como terminan muchas conclusiones en las revistas médicas: se necesitan replicar los hallazgos de este ensayo en un estudio más grande, de preferencia con financiamiento independiente. 

Esta entrada fue publicada originalmente en inglés en el blog Archimedes, de la revista ADC.  

Giordano Pérez Gaxiola
Departamento de Medicina Basada en la Evidencia
Hospital Pediátrico de Sinaloa

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