Curso-taller de cómo volverse charlatán en medicina

¡La tengo! La receta para ser millonario.

Como la salud vende, primero diseñaré un aparato novedoso. Algo que se vea moderno pero a la vez familiar. Es más, invitaré a mi cuñado, quien es ingeniero, al proyecto. Registraremos la patente cuanto antes posible.

Justificaré el diseño del aparato con fisiología que sea palpable, creíble. Ciencia básica no comprobada, pero tampoco descartada. Para culminar la primera etapa, mencionaré que el aparato mejora a personas con múltiples enfermedades. Por supuesto, las enfermedades que abarcaré serán las que no tengan cura o que no tengan tratamientos con evidencia científica suficiente. Problemas crónicos y desgastantes. Padecimientos esclavizantes, pero no mortales a corto plazo. O enfermedades agudas en las que la inmensa mayoría mejore por sí sola.

Al explicar las virtudes del aparato, incluiré palabras como iones, ondas electromagnéticas, energía, materiales orgánicos, moléculas, biocinética, biomagnético, bioeléctrica, bio… Seré lo suficientemente ambiguo para que no se alcance a entender. No, no me digan que estaré cantinfleando. Sigue leyendo

La letra escarlata: ¿por qué bailas con el diablo?

Hace aproximadamente 15 días sale publicada una nota en la sección Capitanes del grupo Reforma que me llamó particularmente la atención y he tenido ganas de escribir al respecto desde que la leí, pues se trata de un tema muy de moda en México y en el mundo con el problema de los conflictos de interés entre las compañías farmacéuticas y los médicos.

Sigue leyendo

Entre más peor, más mejor

Sí, yo sé que el título tiene mala gramática. Pero síganme la corriente por un segundo. El mensaje completo sería así: «entre más grave el paciente, el tratamiento funcionaría mejor». Suena paradójico, ¿a poco no?

No es tan literal como ese enunciado, pero la idea salió de una situación planteada la semana pasada. Imaginemos un paciente de 5 meses a quien se le diagnostica enfermedad de Kawasaki. Es raro que se presente a esa edad, pero puede pasar. Y además de ser raro, resulta que los niños menores de 1 año que llegan a padecerlo tienen mayor riesgo de alteración en arterias coronarias. Mientras en niños mayores de 1 año el riesgo se aproxima al 25%, en menores el riesgo parece rondar cerca del 45%.

Entonces, si el lactante menor tiene mayor riesgo de complicaciones (o está «más peor» que el niño grande), alguien podría cuestionar qué tanto vale la pena tratarlo con inmunoglobulina. «Como tiene más riesgo de aneurismas, pensaría que es menos probable que le sirva la IGIV».

O viéndolo de otro modo: si tenemos 2 poblaciones de niños con Kawasaki, 100 lactantes menores y 100 niños mayores de 1 año, ¿cuál población se vería más beneficiada con la inmunoglobulina? Sigue leyendo

Noticias de remedios milagrosos ponen en peligro la vida

Noticias como ésta me desquician. Salió en La Jornada, en Vanguardia, y no sé en cuántos periódicos más.

OK, lo entiendo, esos titulares atraen lectores. Pero también ponen en peligro la vida de pacientes con cáncer. Pacientes, o padres de niños con cáncer. Pacientes que tienen un grave problema de salud, que harán hasta lo imposible por librarse de la enfermedad. Pacientes que por la frustración y el enojo pueden probar lo que sea.

No importa si se trata de un nuevo medicamento alópata, de un remedio casero, de una preparación homeopática, o de un ritual pagano… si se dice que «Luego de 15 años de rigurosos y exhaustivos experimentos, demostró que, en efecto, el veneno de ese alacrán utilizado al ciento por ciento tiene, fuera de toda duda, efectos analgésicos (alivia del dolor), efectos antitumorales (frena e inhibe el crecimiento de tumores cancerígenos), efectos antinflamatorios y atimetastásicos (corta la irrigación sanguínea del tumor y de esa manera impide la expansión y reproducción de las células cancerígenas fuera del órgano de origen)» y que «contribuye a mejorar hasta en 85 por ciento la calidad de vida de los afectados por la enfermedad», yo quiero ver las pruebas. Sigue leyendo