Si mal no recuerdo, a principios del año pasado (2010) me empezaron a comentar mis pacientes que cuando iban a vacunarse a las instituciones públicas les informaban que el esquema de vacunación se había adelantado: las vacunas «de los 2 meses» las estarían aplicando a las 6 semanas, y los refuerzos 6 semanas después. Trabajo en un hospital público por las mañanas, y en un consultorio privado en las tardes, y en ninguno de los dos lugares nos habían notificado de este cambio de políticas de salud. Por más suscripciones a RSS, a revistas pediátricas, a Twitter, etc., me había enterado de esto por voz de algunos pacientes.
Confieso que durante el año pasado consulté poco el porqué del cambio, y deduje que se había hecho por las epidemias de tos ferina que se habían estado presentando. Hace un par de semanas me topé con 2 artículos que analizaban el potencial beneficio de adelantar el esquema de vacunación, uno de Estados Unidos (nov 2008) y otro de Australia (feb 2011). Eso me hizo pensar cómo fue que se decidió el cambio de calendario en nuestro país (¿basado en qué evidencia?) y porqué no me había enterado. Sigue leyendo



