Lo admito. Soy de los que se abalanzan sobre la sección de “Los Monitos” del periódico los domingos por la mañana. Esta práctica data desde tiempos en los que Michael Jordan aparecía en la caja de cereal. De donde yo vengo, la tiras cómicas obligadas son: “Calvin & Hobbes”, “Marmaduke”, “Garfield” y “Educando a Papá”. Este último título daba vida a un inmigrante irlandés en Estados Unidos que de pronto se volvía millonario y se rehusaba a abandonar sus viejas costumbres y amigos. Los hijos eran los responsables de tratar que el padre cambiara sus antiguos vicios por nuevas actitudes dignas de su nuevo estilo de vida. Pero “Pancho” no tenía interés por adaptarse ni por evolucionar.
En muchas instituciones de salud, tanto públicas como privadas, los residentes (médicos entrenándose para ser especialistas) son los encargados de “Educar a Papá”. Existen médicos (de todas las edades) que quieren seguir practicando una medicina arcaica o empírica, basada en su experiencia previa, o en la experiencia de quienes los entrenaron. El deber de nosotros como residentes, es proveer de medicina inteligente y basada en evidencia a nuestros médicos externos o adscritos y empujar hacia un cambio sustancial. Sigue leyendo