Hoy, hace un año, murió Steve Jobs. No quiero decir que fue un ídolo mío, porque como persona dejaba mucho qué desear. Pero vaya que me gustan los juguetes que creó. Y definitivamente lo admiro como orador. Le he tomado varios tips para presentar y para hacer los apoyos visuales de mis pláticas.
Pero esta entrada no se trata de los logros tecnológicos de Jobs. Se trata del lado oscuro de ambas medicinas: la «alternativa» y la «convencional». A ambas se enfrentó Jobs en su lucha contra el cáncer. Sigue leyendo