Los médicos residentes en México se han sumergido en un sistema de educación arcaíco y obsoleto por décadas. Más de 100 horas de trabajo a la semana, escuálida remuneración y maltrato psicológico son la carga diaria que un residente debe cargar diariamente en muchos programas. En los últimos años ha habido un progreso gradual gracias a 30 años de presionar hacia una reforma. Nuestros legisladores hoy tienen un mejor entendimiento de nuestro fallido sistema de educación y entrenamiento para residentes. De igual manera, las redes sociales y las herramientas digitales han jugado un papel importante, ayudando a organizarnos y a alzar nuestras voces.
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Tesis: el duelo del residente.
Durante la preparación del estudiante de medicina en gran parte de nuestro país, los términos “investigación”, “ensayo clínico” o “revisión sistemática” suenan más que lejanos, suenan etéreos. Como los elfos para los hobbits, como la magia para los muggles, la gran parte de los profesionales de la salud nos sentimos fascinados pero ajenos a lo que pueda estar sucediendo en el mundo de la medicina basada en evidencia. Nos ensalzamos enfrente de pacientes o colegas por haber leído UptoDate o Medscape, sin embargo la posibilidad de cuestionar lo que se nos presenta como evidencia parece innecesaria y fuera de contexto. Así mismo, el concepto de ir más allá de lo publicado y generar nueva evidencia suena descabellado, difícil de realizar y algo ajeno al clínico. Todos estos prejuicios e inseguridades se verán reflejados muy temprano en nuestro entrenamiento como especialistas: la tesis profesional. Sigue leyendo
Polvos Mágicos
En México, cada día primero de marzo sucede un evento mágico, místico y sublime para los residentes médicos de todas las especialidades. Nuevos R1 (residentes de primer año) entran a los distintos programas, el R1 se vuelve R2, el R2 se vuelve R3, el R3 se vuelve R4 y los R4 terminan su entrenamiento. Dentro de la jerga médica se dice que para que esto suceda, cayeron “polvos mágicos” sobre todos.
La Panacea
El buen Asclepio (Esculapio para los Romanos), antiguo dios griego de la medicina, tuvo a bien casarse con una amiga que le presentaron, la bella Epíone (diosa de la mitigación del dolor). Epíone se encargó de calmar su dolor al darle 5 hijas, una por cada virtud de la medicina. De tan saludables hermanas se desprendió Panacea, diosa de la curación. Se decía que Panacea poseía la cura para cualquier mal que aquejara a mortales o deidades. Bajo esta premisa, los alquimistas de antaño dedicaban sus vidas a buscar la cura para todas las enfermedades, la panacea.
El derecho universal a la salud es un concepto que ha sido descrito desde tiempos de Platón. A lo largo del siglo XX diversos gobiernos del mundo han intentado buscar un modelo adecuado para ofrecer atención médica de calidad a todos sus ciudadanos por igual. En todos los casos el resultado ha sido variante, heterogéneo y difícil de replicar. La medicina al alcance de todos ha sido la eterna búsqueda de los gobiernos demócratas y neoliberales, así como de los socialistas y comunistas. Sin embargo, la receta para alcanzar dicho estado nadie parece poseerla. En países en desarrollo como el nuestro, el concepto de salud al alcance de todos es algo que tiene menos de 15 años en la agenda política. Desde la perspectiva de las administraciones gubernamentales más recientes, la implementación del «Seguro Popular» ha sido la mayor y más importante estrategia de salud de los últimos cien años, la panacea.
Educando a papá
Lo admito. Soy de los que se abalanzan sobre la sección de “Los Monitos” del periódico los domingos por la mañana. Esta práctica data desde tiempos en los que Michael Jordan aparecía en la caja de cereal. De donde yo vengo, la tiras cómicas obligadas son: “Calvin & Hobbes”, “Marmaduke”, “Garfield” y “Educando a Papá”. Este último título daba vida a un inmigrante irlandés en Estados Unidos que de pronto se volvía millonario y se rehusaba a abandonar sus viejas costumbres y amigos. Los hijos eran los responsables de tratar que el padre cambiara sus antiguos vicios por nuevas actitudes dignas de su nuevo estilo de vida. Pero “Pancho” no tenía interés por adaptarse ni por evolucionar.
En muchas instituciones de salud, tanto públicas como privadas, los residentes (médicos entrenándose para ser especialistas) son los encargados de “Educar a Papá”. Existen médicos (de todas las edades) que quieren seguir practicando una medicina arcaica o empírica, basada en su experiencia previa, o en la experiencia de quienes los entrenaron. El deber de nosotros como residentes, es proveer de medicina inteligente y basada en evidencia a nuestros médicos externos o adscritos y empujar hacia un cambio sustancial. Sigue leyendo