Hace un par de semanas, se me ocurrió escribir en un blog para papás acerca de lo difícil que es «no hacer nada«. A los médicos también nos sucede. En cuántas ocasiones puede pasar que consideramos dar un tratamiento, pensando o tratando de adivinar las expectativas del paciente. Y a veces tal vez es mejor no dar dicho tratamiento.
Bajo la misma temática, hoy salió publicado en el BMJ un punto de vista muy interesante de Des Spence. Spence hace mención a un concepto contrario al número necesario a tratar (NNT): el número necesario a no tratar (NNNT).
El ejemplo que se menciona es un motivo de consulta muy frecuente. ¿Qué pasaría si no se prescriben antibióticos en faringitis? Aparte de los resultados clínicos, ¿qué impresión tendrían los pacientes? Spence, citando a Bandolier, hace referencia a un ensayo clínico de 1997 donde a un grupo de pacientes le dieron antibióticos, a otro le dieron una receta para antibióticos sólo si persistían con síntomas después de 3 días, y a otro más no les dieron antibióticos.
Al final del estudio, los antibióticos tuvieron un efecto mínimo en los síntomas. La satisfacción de los pacientes fue la misma en los 3 grupos. Sin embargo, lo que pasó fue que, comparados con los grupos de no antibiótico o de antibiótico tardío, los pacientes del grupo de antibióticos se convencieron que el tratamiento era efectivo. Y si piensas que algo sirve, es obvio que en la siguiente ocasión esperarás la misma receta.
En Bandolier podemos ver la tabla con los resultados. Ahí observamos que «necesitaríamos NO tratar» (NNNT) a 3 pacientes para persuadir a 1 de que los antibióticos no son tan efectivos en las faringitis. Y podemos ver el impacto que tendría en futuras consultas.
Ojalá y no se pierda el objetivo de esta entrada en una discusión sobre si los pacientes con faringitis por estreptococo necesitan o no un antibiótico. La revisión sistemática de Spinks et al demuestra que los antibióticos sí reducen un poco los síntomas cuando se trata de un estreptococo, y que también pudieran reducir el riesgo de fiebre reumática en poblaciones con una alta prevalencia de esta complicación. Pero aquí el punto es que los autories del ensayo clínico mencionado probablemente habrían tenido los mismos resultados, en cuanto a la satisfacción del paciente y la percepción del beneficio de un antibiótico, si se hubiera hecho el estudio en pacientes con una infección respiratoria alta completamente viral.
Esto me hace pensar mucho en los medicamentos que a veces podemos llegar a recetar sólo «por dar algo». El dar tratamientos así puede crear la percepción de que sí funcionan. Y luego hasta los mismos médicos nos convencemos que así es. Por el contrario, si dejamos de hacer algo, podemos persuadir, o más bien educar, que en ciertas enfermedades, es mejor dar apoyo moral y confort que dar algún medicamento sin efecto comprobado.
Giordano Pérez Gaxiola
Departamento de Medicina Basada en la Evidencia
Hospital Pediátrico de Sinaloa