Mezclar Red Bull y alcohol no parece ser buena idea

¿Qué pasaría si te tomas una pastilla que te quite todas tus inhibiciones, y al mismo tiempo otra que te excite/estimule? Tal vez sería muy diferente la respuesta en cada persona dependiendo de sus inhibiciones y las circunstancias a su alrededor… pero la realidad es que suena un poco peligroso. Bueno, pues eso podría ser lo que pasa al mezclar bebidas energéticas con alcohol.

Lo admito, yo me he tomado un Red Bull de vez en cuando, por ejemplo en ocasiones cuando no he tenido a la mano un café matutino. Pero la verdad es que nunca lo he mezclado con alcohol así que no sé cómo se siente.

Como pediatras a cargo de adolescentes, la pregunta sobre la seguridad de estas bebidas saldrá en alguna consulta, y debemos de tener una respuesta. Y qué mejor que dar una respuesta informada.

Por aquí y por allá hay información sobre tragedias por tomar en exceso bebidas energéticas (obvio, nada en exceso es bueno). Se han reportado efectos adversos principalmente en niños, adolscentes y adultos jóvenes con epilepsia, problemas cardiacos, diabetes, o enfermedades del comportamiento. También está el problema de que los componentes de estas bebidas no están regulados. Y finalmente, está la moda que existe para mezclar estas bebidas con alcohol y la asociación entre esta mezcla y un mayor reporte de ingesta de bebidas alcohólicas, y también de drogas.

Casi todo lo que se encuentra proviene de estudios observacionales, pero recientemente se publicó un ensayo clínico aleatorio donde se evalúa el efecto de esta mezcla. Cecile Marczinski y colaboradores reclutaron adultos jóvenes y los aleatorizaron a 4 grupos: placebo, bebida energética sola, alcohol solo, y bebida energética con alcohol (vamos a llamarle coctel). Hay ciertas limitaciones en el estudio (no está claro el mecanismo de aleatorización ni la ocultación de la secuencia, muestra pequeña) y también limitaciones de mi parte (me perdí un poco entre tantas pruebas y cuestionarios de comportamiento), pero hay detalles muy interesantes.

El estudio fue doble ciego, y la manera de enmascarar a los grupos placebo y de bebida energética sola fue poniendo un «flotante» de vodka sin que se mezclara a la bebida. No estoy seguro cómo lo hicieron, pero da la impresión que estas bebidas «control» (placebo y energética sola) olían y el primer trago sabía como si tuvieran alcohol. Al parecer, esta técnica la habían validado antes y aquella vez los voluntarios sí creían que se trataba de una bebida alcohólica.

Los resultados son de cierta manera esperados. En el grupo del alcohol solo, disminuyeron las inhibiciones y se aumentaron los tiempos para reaccionar a ciertas pruebas. En contraste, en el grupo del coctel, también disminuyeron las inhibiciones pero los tiempos de reacción siguieron similares. Entonces, como lo dijimos al principio, es como tomarte algo para desinhibirte pero a la vez excitarte para contrarrestar los efectos depresivos del alcohol.

Con todo esto, no parece ser buena idea tomar estas mezclas. Aunque la calidad de la evidencia puede ser baja en la mayoría de estos estudios (a excepción tal vez del ensayo clínico), me inclino por dar una recomendación fuerte a los padres y adolescentes para tener cuidado con estos cocteles.

Giordano Pérez Gaxiola
Departamento de Medicina Basada en la Evidencia
Hospital Pediátrico de Sinaloa

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